lunes, 6 de agosto de 2007

Una nostalgia pendiente (24.4.06 )

A veces el tiempo nos engaña con artilugios sintéticos, con relojes interminables que ni lacran las horas, como una tuerca sin fin donde la diferencia se marca por la temperatura, la luz, o la lluvia, acompañada o no de truenos como una nostalgia pendiente de escribir en los renglones de nuestras conciencias. A veces las alucinaciones asoman seductoras y quieres creer que la tierra no es redonda, ni los pájaros vuelan, por que aunque sabías en tus mapas que estabas expuesta, el laberinto de la mente juega con su cálculo de probabilidades y termina haciéndote creer que tu eres más lista sabiendo hacer para no ser descubierta, acostumbrada, bajas la guardia de tal forma que cuándo más segura estás terminas en sus manos.
Presa en sus manos, los pensamientos van y vienes, estudias las palabras dichas, las oídas, los rostros y los gestos como el único universo de tu realidad que puede llevarte a la libertad o dejarte entre rejas, pero todo cambia al descubrir que pasa un día, y otro día con su noche, y otro, y un mes, y a ese mes sigue otro sin que se vea tu juicio… entonces empiezas a desesperante escuchando las versiones de las veteranas como un heraldo maldito, una amenaza, o una realidad que termina aplastándote cuando recibes la sentencia.

Pensando que no se me compliquen las cosas NUEVE AÑOS, NUEVE AÑOS por ser corre ve y dile, lleva y trae, Mula, que aunque la carga en peso sea pequeña en cárcel pesa como el plomo.
Al principio te inquietas mentalmente, luego te crees una superhéroe que no se dejará hundir por los barrotes, pero al llegar la noche, las lamentaciones, los llantos histéricos me llegan desde las otras celdas y para no derrumbarme, termino construyendo cada vez más gruesa mi armadura y con ese escudo me defiendo: de las amigas que me van olvidando dejando de visitarme, de los hijos que crecen sin mi, de tu ausencia que se me clava como un martillo ensangrentado rompiendo mis venas porque tú separación es insuperable y no quiero que me dejes por mi mudez extraña cuando me dijiste a la hora de irte: “ya queda menos. Parezco el viejo que espera que pasen seis años para jubilarse sin saber que eso le envejece. Sé que todavía quedan muchos años de presidio por delante, sólo que yo cuento no los que quedan sino los que van pasando” y yo callé pensando mientras te alejabas qué, hasta dentro de cinco meses, al menos, no volvería a verte. ¡Pasan muchas cosas en cinco meses!…, cuanto más en 2.594 días con sus noches.

Y es que hoy estoy de luto. La Curra, ha amanecido muerta. No tengo a quién contárselo. A ti no puedo, ¡ya bastante tienes!... He escrito muchos comienzos de cartas a mis amigas terminando por romperlas, porque si ahora me dejan y apenas si me escriben, cuando se enteren me abandonaran por completo.

¡La Curra!... ¿Pero cómo se ha podido cortar las venas si nos dejan sin nada que corte?
Yo creí que su juventud le daba fortaleza y ahora me doy cuenta del engaño, su apariencia de fortaleza no era más que flaqueza.
©katya

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