sábado, 1 de diciembre de 2007

Qué queda (09.05.06)

El mundo gira y gira
alrededor de las sombras,
todo se queda, todo se mira,
todo se marcha y se muda
se oculta y se nombra
se escapa y se anuda.

Y me pregunto mirando la tierra,
y me pregunto mirando al cielo,
¿Qué queda de los pasos andados…
Qué queda del pensamiento…
Qué de nuestras manos
y de la estela que dejamos?.

No sé será agua o sierra,
nube o polvo viajero,
o si seremos tan poco y ligero
que no quede nada
sobre el canal del recuerdo

©katya


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miércoles, 28 de noviembre de 2007

Semejanza (09.05.06)

Qué invierno tan duro…
Y el frito trepa monte arriba,
rueda monte abajo,
deshilachando harapos
tu nieve y mi escarcha.
¡Qué invierno tan duro!
Me falta el calor de tu cuerpo… me sobra el humo



©katya

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martes, 20 de noviembre de 2007

Canción del Tejedor (09.05.06)

Una hebrita de fino hilo,
una con otra forman ovillos.
Una hebrita de fino hilo.

Una hebra de gruesa lana
una con otra forman madejas.
Una hebra de gruesa lana.

Un hombre tiene una fuerza,
uno con otro tienen la fuerza.
Un hombre tiene una fuerza.

Y viene una bandada
de blancas palomas
revolotean en el aire,
las matan con balas de goma.

¡Ay! yo también iré
a matar los buitres
con mi pico de acero
arriba en el cielo.

Hebrita de fino hilo
qué tejes la historia.
Hebrita de fina lana
tejiendo mañanas.

¡Ay!, yo tambien quiero ir
a matar los buitres
con mi aguja de acero,
abajo en el suelo.

©katya



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sábado, 17 de noviembre de 2007

La escarcha debiera ser rocio (05.05.06)

Porque todas las palabras sobran cuando las cicatrices que no se ven se ayustan en interminables plegarias que flotan como relámpagos del alma. Porque todas las palabras faltan en el instante mismo en que la guadaña sedienta se vierte como un manantial bravío que descuartiza la inocencia. Porque tú fatiga, me trajo tu destierro, arracimadas canciones de imposibles, sueños de libertad y hambrunas rotas colgando en el rincón escondido de la distancia. ¡Misericordia!. Piedad y Misericordia Katya, en éste trasigo con días de alfileradas noches espumosas donde los cuajarones humedecen el rostro de la tierra y tiñe la espuma más allá de mi sangre y la tuya. Y la escarcha qué debiera ser rocío en primavera nueva, es hielo que desliza fragancias imposibles a ciénagas de ocasos.
Y tus mirada qué debiera ser caricia en luna llena, es laguna tragada por el tiempo cosechando las memorias. Y rezo mi plegaria intermitente: ¡Piedad! Katya. Piedad e indulto al envite carcomido y belicoso por que ellos tienen el poder de hacer y deshacer, por que sus palabras manipulan fingiendo realidades inexistentes a cambio de ejércitos de lamentaciones que surcan la razón. ¡Y Dios está dormido katya! Se durmió en un sueño permanente desde aquel día en que hizo al hombre, porque unos se apropiaron del oro sembrando andrajos, y a golpes de espuelas nos han roto, mucho más que los pantalones.

©katya

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viernes, 16 de noviembre de 2007

Violencia infantil (2.05.06)

A perrorecords: http://myblog.es/perrorecords

Tras leer tu página RESPETO descubrí, al escribirte un comentario, que me provocaba tantos sentimientos contradictorios, que lo suyo era responderte desde mi página más extensamente.

Por supuesto creo que ni todos los recuerdos de la infancia son desagradables, ni revivimos todos los recuerdos agradables.
Cierto es que hay momentos en que por cualquier detonante surgen esas cosas que llevamos grabadas y ocultas en la memoria, y sin esperarlo, una mirada, una noticia, un comentario, o un encuentro, nos hace revivir aquellos momentos por los que pasábamos de largo (casi inconscientemente) que en su día no le dimos importancia, quizás por nuestra corta edad, por falta de reflexión, o por una educación mal entendida, y que ahora nos reprochamos.

No nos disculpa decir que siempre ha existido la violencia y la marginación entre los propios niños. Comportamientos que a veces han rayado la crueldad, sin que por ello quiera decir que la mayoría de esos niños violentos hayan sido (o sean) malos, en el termino propiamente concebido de maldad y premeditación, es más, yo me arriesgaría a decir que tanto los que ejercen la violencia como los que la sufren, suelen ser niños inteligentes, también he de decir que existe una corriente de pensamiento que considera los actos infantiles como fruto del reflejo de nuestra sociedad.

Cualquiera de vosotros puede pensar que intento disculpar a la infancia, nada más lejos de mi intención, (fui una/o que padeció en la niñez la marginación y la burla psicológica de los demás compañeros/as), cada cual en nuestra parcela social y de acuerdo a nuestra edad somos culpables (en parte) de la situación actual de violencia, las espigas del trigo no nacen sin haber sido plantadas (valga este comentario para todas las facetas de la vida tanto positiva como negativas)
Y es que, el instinto de supervivencia muchas veces nos lleva, nos arrastra, a esas parcelas oscuras, que con tal de ser queridos por los demás (reconocidos), nos apuntamos mayoritariamente al árbol que destaca en lo bueno o en lo malo (máxime cuando somos niños y nuestra personalidad se está formando), auque no lo veamos claro, ni estemos de acuerdo, e incluso aunque vaya en contra de nuestros principios; cosa, que a medida que crecemos física y psíquicamente y que adquirimos una escala de valores, cambia hacia otros derroteros que es: El deseo de ser reconocidos tal y como somos y no por nuestra apariencia.

Por lo tanto, como tú bien dices perrorecords, enseñar a los hijos el respeto es la forma más gratificante de ir marcando una escala de valores no mal entendida, que nos lleve a una sociedad donde el miedo a ser diferente a los demás no nos convierta en hojas llevadas por el viento que más fuerte sople, y sí a aceptar las diferencias de los otros para así nosotros poder ser diferentes, no teniendo nuestros niños, mañana, que arrepentirse del hoy.

Y digo no mal entendida, porque actualmente quieren imponernos unos valores de competitividad que, no distingue:

a) entre la competitividad que pisotea a todo el que se pille por el camino con tal de conseguir el éxito,

b) y la competitividad sana y el instinto de superación del propio ser humano
Y es que, ante todo, para enseñar respeto hay que respetar, y ¿cómo podemos enseñar respeto a la infancia si nosotros no la respetamos?

Y no la respetamos cuando dejamos hacer con tal de que nos dejen tranquilos, cuando no les escuchamos o la palabra solidaridad la tenemos borrada de nuestro diccionario, cuando su problemas los consideramos triviales (y a veces hasta nos reímos), cuando no los implicamos en nuestros proyectos, cuando no le hacemos ver la diferencia entre una familia y una fonda, cuando decimos una cosa y hacemos otra… en definitiva cuando dejamos a los niños a su libre albedrío sin información ni formación que le permita ver la línea que separa lo auténtico, la que hace a los hombres y mujeres libres.

Dijo Kofi Annan no hace mucho “No habrá paz ni siquiera para los más privilegiados entre nosotros, en un mundo dividido entre la extrema pobreza y la extrema riqueza, entre la salud y la enfermedad, entre el conocimiento y la ignorancia, entre la libertad y la opresión”, y al hilo de éstas reflexiones me cabe pensar que al igual que nuestra mente hace una serie de operaciones matemáticas (de forma intuitiva) cuando vemos un coche que viene de lejos, calculando si nos da tiempo a cruzar la carretera, de la misma forma, nuestra mente hace sus operaciones cuando recibimos toda esa avalancha de informaciones contradictorias donde prima la fortaleza de dominio y no la de ser íntegros, y esa confusión se extrapola a la infancia.

Se que hay muchos que opinan que hay niños difíciles y ser padres resulta trabajoso, y yo me pregunto ¿y si no hay niños difíciles sino adultos que no les despertamos el valorarse a sí mismos e ilusionarse?

Todos tenemos que ser conscientes de que hay que aprender a descifrar la vida actual como un puzzle en el que colaboraron nuestros padres, para ser como actualmente es (nos guste o no), y en la que colaboramos nosotros para la construcción de la futura sociedad. Creo que ahí radica gran parte de la falta de aliciente. ¿Por qué no inculcar en la infancia ese sentimiento de que cada uno, en su entorno, es capaz de cambiar lo que no le guste en vez de imponer los principios de competitividad mal entendido?

Se podría objetar que el dragón social todo se lo traga, que cada día todo es más complejo, y que una hormiguita no puede hacer nada contra un coloso, pero creo que hoy existen muchos medios y plataformas a favor, que son y pueden ser (si se quiere) impulsoras de un cambio humanizante: escuelas, medios de comunicación, ONGs, familia, Asociaciones, internt… y es que quiero pensar como dije en el relato Mi viaje y tus cuentas obligatorias: … que nada es blanco ni negro, y todos los matices de la balaustrada imperfecta, nos dejaran algún agujerito por donde ver las estrellas.

Y a pesar de que están plantadas las espigas de la violencia, ayudemos desde nuestra parcela social, a no abonarlas ni regarlas, y no nos cansemos nunca de sembrar respeto + solidaridad, porque a veces echamos toda la culpa a la sociedad olvidando que la sociedad somos todos.

©katya

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miércoles, 10 de octubre de 2007

Mi viaje y tus cuentas obligatorias (27.04.06)

Fácilmente nos movemos por instintos como barcos de papel arrastrados por corrientes, fácilmente deshojamos margaritas, hojas de calendarios, y fácilmente, el torbellino de las vidas nos va engullendo como un motor de succión que nos enreda hasta caer en su espiral inversa girando y girando movido por sus curvas como requiebro insaciable. La juventud y la curiosidad, unidos a lo nuevo, nos llevó a creer que nosotros imponíamos las reglas y que seríamos lo que quisiéramos ser, sin darnos cuenta que los pensamientos más puros ya vienen contaminados por la madurez nuestra en que se viven, el contecto histórico, y las encrucijadas que se nos presentan. Y el amor llegó con explosión de juventud y presagios de luciérnagas eternas, tú admirando mis cabellos, yo, engreída con tus manos, tú, solitario, con una pena desencantada remojándola en Cinzano… Y espié tus movimientos, nos medimos los pies con los zapatos puestos y jugamos a jugar al caleidoscopio de los secretos.

Y mientras lo pensaba, recibo tu carta desnudando esa fatiga solitaria que adiviné en tus ojos la última vez que nos vimos. Quizás fuera el poco tiempo, las sombras de los muros grises con alambrada de espinos, los niños… o quizás tus cuentas obligatorias las que te llevaron a guardar silencio… Una carta con pensamientos cansados de tener sueño, con aires rescatados de libertad, y mientras la leo, me pregunto si soy yo quien la he escrito. Porque la liberación, nuestra liberación, después de tantos años en que hemos ido acumulado fácilmente cadenas impuestas de farándulas, nunca pensé que cayó en el olvido.

Sé que hoy cuelgan del hilo incierto de la subsistencia mi viaje por temor al no retorno y tus cuentas obligatorias… Necesito un buen masaje en todo el cuerpo, me dijiste semidesnudo. Alivié tus pie con las yemas de mis dedos y entre arrumacos y palabras, disolví los surcos de tus calcetines pensando que, fácilmente y sin darnos cuenta, la débil línea que separa los ideales ha ido labrando renglones, grilletes pesados que se arrastran por labrantíos de realidades viva, y que esa incertidumbre que se yergue a modo de guadaña, no destrozará mi locura, tu paz; porque nada es blanco ni negro, y todos los matices de la balaustrada imperfecta, nos dejaran algún agujerito por donde ver las estrellas.

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martes, 14 de agosto de 2007

La esfinge impenetrable (25.04.07)

No pasaba un día sin permanecer en el rincón alejada del resto de las mujeres. Yo diría que aunque observaba nuestros pasos no nos veía. Ahora sé que la indiferencia, esa indiferencia que te corroe cerrando puertas, ventanas, trincando picaportes y aldabas, la capturaban como una cámara captura la imagen sólo que ella no era una foto, estaba allí, con la espalda echada sobre el muro y la pierna doblada, apoyando el pie en la pared para no perder el equilibrio. Un equilibrio roto desde hace mucho tiempo y que todas intentamos (de una forma u otra) restablecer creyendo que no nos perdemos en el intento.

Yo me acerqué cuidadosamente temerosa de que sus brazos cruzados con porte de esfinge impenetrable se rompiese por su excesiva delgadez. En el patio abundaban los corrillos bajo un cielo anubarrado. No sabría decir la edad, pero eran jóvenes, muy jóvenes que deambulaban en grupo buscando, pero ella permanecías en el rincón, y a veces la veía gritar y tirarse de los pelos para luego volver a su porte original. A fuerza de mirarla un día tras otro, creí conocerla. ¡Qué idiota! porque de la misma forma que en la distancia somos borrones o tenemos el rostro que quieran colocarnos, a medida que me acercaba fui descubriendo sus cabellos quebradizos y esa piel, que aún verde, parecía haber vivido mil años de experiencias nada agradables.

- ¿Qué quiere? - Preguntó con aire bravucón - no te compro ná, ¿te entera? ¡Anda! Ya puede largarte por donde ha venio, y lleva tu carga a otra que no te conoca.

Me estire retrasando el paso para que me oyera:
- ¡Estúpida mocosa! ¿Acaso llevo un cartelito en la frente que diga: “katya está aquí por Mula”?.... Ya, ya me necesitaras, y entonces…

Esas fueron mis primeras palabras con la Curra que a ojos de buen cubero, ahora se me antojan retadoras, nada más lejos de mi intención, porque su coraje fanfarrón marcando el límite de su territorio me resultó inquietante, despertando desde el primer momento ese interés misterioso de lo desconocido, del secreto latente que se escapa sin ser descubierto como un vaho humedecido de angustia, y aunque la miré de reojos, sé que ella intuyó los mismo, o al menos eso quise creer. Desde luego, nunca se me hubiera ocurrido ir de salvadora por el patio, yo… acabada de llegar... Simplemente deseaba matar el tiempo con un poco de conversación. Pero no me hicieron falta ni dos semanas viéndola allí en el rincón, para darme cuenta que era innecesario cualquier letrero en la frente, porque exceptuado un número reducido, la mayoría estábamos por el mismo delito, comprendiendo así, qué si la historia de las mujeres condenadas por envenenar a los maridos, los hijos o a otras personas eran obsoletas, lo que si era cierto es que por los mismos delitos de tráfico de estupefacientes, y contra la salud pública, las penas, por el hecho de ser mujeres, superan con creces a las del resto de los presos.

Si fuera se tiene tiempo para pensar, aquí, el pensamiento es puro tiempo y tumbada en la cama de la celda intenté descifrar su palabras… los mohines de su rostro..., los dientes cariados… la dejadez de su cuerpo… y reacia a cualquier juicio irreflexivo me prometí a mi misma descubrir el secreto que guardaba bajo aquel aire de suficiencia.

- ¿Quién sabe? -me diría un día- lo mismo el primer caballo que cayó en mis manos o en las de algunas de las que hoy están con nosotras, eran de tu carga.

Hoy sabiendo lo que sé, yo no quiero pensar eso, porque ¿acaso fui culpable de todas sus desdichas?

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lunes, 6 de agosto de 2007

Una nostalgia pendiente (24.4.06 )

A veces el tiempo nos engaña con artilugios sintéticos, con relojes interminables que ni lacran las horas, como una tuerca sin fin donde la diferencia se marca por la temperatura, la luz, o la lluvia, acompañada o no de truenos como una nostalgia pendiente de escribir en los renglones de nuestras conciencias. A veces las alucinaciones asoman seductoras y quieres creer que la tierra no es redonda, ni los pájaros vuelan, por que aunque sabías en tus mapas que estabas expuesta, el laberinto de la mente juega con su cálculo de probabilidades y termina haciéndote creer que tu eres más lista sabiendo hacer para no ser descubierta, acostumbrada, bajas la guardia de tal forma que cuándo más segura estás terminas en sus manos.
Presa en sus manos, los pensamientos van y vienes, estudias las palabras dichas, las oídas, los rostros y los gestos como el único universo de tu realidad que puede llevarte a la libertad o dejarte entre rejas, pero todo cambia al descubrir que pasa un día, y otro día con su noche, y otro, y un mes, y a ese mes sigue otro sin que se vea tu juicio… entonces empiezas a desesperante escuchando las versiones de las veteranas como un heraldo maldito, una amenaza, o una realidad que termina aplastándote cuando recibes la sentencia.

Pensando que no se me compliquen las cosas NUEVE AÑOS, NUEVE AÑOS por ser corre ve y dile, lleva y trae, Mula, que aunque la carga en peso sea pequeña en cárcel pesa como el plomo.
Al principio te inquietas mentalmente, luego te crees una superhéroe que no se dejará hundir por los barrotes, pero al llegar la noche, las lamentaciones, los llantos histéricos me llegan desde las otras celdas y para no derrumbarme, termino construyendo cada vez más gruesa mi armadura y con ese escudo me defiendo: de las amigas que me van olvidando dejando de visitarme, de los hijos que crecen sin mi, de tu ausencia que se me clava como un martillo ensangrentado rompiendo mis venas porque tú separación es insuperable y no quiero que me dejes por mi mudez extraña cuando me dijiste a la hora de irte: “ya queda menos. Parezco el viejo que espera que pasen seis años para jubilarse sin saber que eso le envejece. Sé que todavía quedan muchos años de presidio por delante, sólo que yo cuento no los que quedan sino los que van pasando” y yo callé pensando mientras te alejabas qué, hasta dentro de cinco meses, al menos, no volvería a verte. ¡Pasan muchas cosas en cinco meses!…, cuanto más en 2.594 días con sus noches.

Y es que hoy estoy de luto. La Curra, ha amanecido muerta. No tengo a quién contárselo. A ti no puedo, ¡ya bastante tienes!... He escrito muchos comienzos de cartas a mis amigas terminando por romperlas, porque si ahora me dejan y apenas si me escriben, cuando se enteren me abandonaran por completo.

¡La Curra!... ¿Pero cómo se ha podido cortar las venas si nos dejan sin nada que corte?
Yo creí que su juventud le daba fortaleza y ahora me doy cuenta del engaño, su apariencia de fortaleza no era más que flaqueza.
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jueves, 28 de junio de 2007

Las pequeñas cosas (20.04.06)

Siendo consciente de la existencia de cosas que pertenecen a la intimidad más íntima debería callarlas, bueno eso de que debería callarlas es un decir, verdaderamente tengo dos intimidades inseparables, la nuestra y la mía. Me di cuenta anoche rascándome la espalda con el marco de la puerta igual qué mi abuelo, mi madre, o mis hermanos ¿Será genético o imitación (cómo los monos)? ¡Nadie mejor que tú me rasca las espaldas! Probablemente te lo diga a los ojos este sábado. Ven puntual con los niños qué aunque llueva, tendremos seis horas para nosotros como aquel día que llevabas los zapatos huérfanos de cordones, tú me pasaste la mano por la espalda y yo te dije: rasca, rasca, levantaste mi jerséis y me dejaste atontada mirar a los niños agitarse “ahora a mí” decían.

Últimamente la carcelera me facilita todo lo que le pido para el aseo, es nueva y me aprovecho de su voluntariedad, eso no quita que hoy me haya cortado con los dientes las uñas de los pies por no pedirle corta-úñas, porque a cambio, siempre me entregan tijeras de papel ¡tan gruesas!, con la qué he de hacer más filigranas qué doblando el esqueleto con la dentadura abierta buscando el dedo gordo del pie qué acerco fuertemente con las manos. Y es que, aquí todo es incierto, inusual; despertado el instinto de supervivencia a veces, hasta hurgarse la nariz por las noches y a escondidas es más placentero.

Ah! El valor de las pequeñas cosas cotidianas e imperceptibles transformadas en universo de lujo aquí dentro… La ducha..., hablar por teléfono..., el asfalto de la calle..., besar a los niños por la noche..., una cerveza en cualquier bar. …y tú. Sobre todo tú… como siempre, tan intuitivo. Ya, ya me lo advertías… pero no puedo quejarme porque cómo decía Confucio, no son las malas hierbas las que ahogan la semilla buena, sino la dejadez del campesino.

©katya


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miércoles, 27 de junio de 2007

El latido de la tierra virgen (17.04.06)

Entre los páramos de mi juventud aún latía la tierra virgen, manantial de vidas concebidas al alcance de la mano, yo la miraba absorta, deslumbrada por la luz que inflama los sentidos al arrullo de lo nuevo sin pensar que toda luz despierta su sombra como un laberinto de encrucijadas y acertijos imprevisibles.Y llegaron faraones de la farsa, sepulcros del dolor, ladrones de inocencias y ese ansia del hombre hacia la vida fácil, tenderetes expuestos por los rincones de las calles mutilando los valores, alimentado impunemente de mentiras, robos, palacios de éxitos, falsedades…Yo tenía hambre. ¿Y porqué no he de comer cuando muchos sin hambre comen, se les aplaude, y hasta se les consideran intocables?

Sólo una vez me dije. Luego, cuando compre la casa, cuando tenga para el coche, volveré a ser la de antes.

Pero ahora ya no soy la de antes, porque el mordisco truculento a esa vida ha despertado mi sombra hundiéndome en la indigestión teniendo que digerir siete años de muros y el dolor de haber perdido la inocencia por el camino.

©katya


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lunes, 25 de junio de 2007

Ahora lo comprendo todo (10.04.06)

Ahora comprendo tanto misterio, tanto secreto, y ese chisporroteo que emanaba salpicando su frente. Ahora comprendo su gimnasia, los dedos nerviosos como rabitos de salamanquesa, la parálisis de su pecho qué ni respiraba acunando no sabía qué sueño iniciado no se donde, y descubrí ese flujo que se escabullía por la grieta de sus párpados con la mirada impaciente, inquieta que tentaba la cama, el muro, la puerta sellada, el suelo y los barrotes de la ventana con un vaivén insoportable de péndulo de Fucó. Cinco días he tardado en recuperarme. Cinco días andando y desandando los dos metros y medio del cuartucho como carretera sin fin que me llevara a la conchinchina.

Para medir el tiempo no sirve la misma vara en todo los rincones aunque los relojes marquen sus horas, porque el tiempo, caprichosamente se me invierte o acelera según las condiciones, y es que no me pasaron las horas de igual forma cuando estuve de parto qué en la celebración de mi boda, trabajando qué estando parada, cuando fui niña qué viajando al hospital al encuentro de mi hermano, y aunque me dijeron y repitieron que estaba grave, yo intuí que murió en el accidente (quizás por esa amargura de las ondas cartesianas)…

Y éstos días, rotos los relojes, el tiempo ha sido inverso, desacelerado, alargándome las horas y las noches como carretera perdida, perpetua, donde mis pies se han movido sin avanzar a modo de galga en cinta andadora. Desde luego qué ahora lo comprendo todo. ¡No soy ninguna tonta!
A mi compañera le ha pasado algo que no le había pasado nunca. Lo guardó en secreto, esperando. Y le llegó la noticia. Ella fue admitida a ser uno de los presos que hicieran el camino del Rocío. ¡Vaya jugada! Y yo, aquí sóla en éstos días, no he sabido si me alegraba por ella o lamentaba mi laicismo, porque salir de estos muros y andar, andar 50 km entre parajes luminosos, sol, aire en la cara, olor a madrugada… andar sabiendo que verás a la familia, ¡Oh! comer con los tuyos, besarlos… abrazarlos… ¡Envidia! Por un momento sentí envidia. No por la religiosidad de mi compañera sino porque no sé si por un instantes de libertad, yo sería capaz de vender mi alma, mis principios.

¡Miente katya! ¡Engaña katya! ¡Falsea!… Truécate en la más fervorosa de las presas, y únete al antro religioso porque está visto que “con la iglesia hemos topado”. Todo por ver a tus hijos, todo por tocar a tu marido, todo, todo. No seas como los mártires cristianos dejándote matar en las arenas de éste circo por defender tu creencia. Olvida qué Jesús entró en el templo de Jerusalén y se puso a echar a los que vendían y compraban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas; y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo. Olvida qué luego se puso a enseñar diciendo: "¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de Bandidos… (Mc.11,15,25)".
¡Olvida katya!, ¡olvida!, qué te quedas sin salir ¡eh!. Sin ver a los tuyo… Mira a esos 200 que irán a la madrugá. Mira cómo se mueve Monseñor Amigo para conseguirles la licencia, y tú aquí, muerta de asco con tu agnosticismo. ¡Miente katya! ¡Engaña katya! ¡Falsea!... Truécate en la más fervorosa de las presas, únete al antro religioso de ésta iglesia que se le reverdece el rabo, porque nadie gestionará que las presas salgan de los muros por otros eventos. ¡Maldita ………. qué todo lo puede!...
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viernes, 22 de junio de 2007

La isla de los nombres (05.04.06)

Vita soy nada porque en un lugar recóndito del castillo encantado se afinca la memoria virgen que se cuartea en múltiples parcelas sin labrar. El tiempo las ara, siembra, vigila, mima, y las parcelas florecen custodiadas por el guardián de la experiencia. Son tantas las parcelas que atender que a veces, caprichosamente el tiempo descuida la labranza de alguna de ellas.

En el castillo encantado de mi memoria el tiempo labra a escondidas el terreno de los nombres, con tanto celo guarda estas flores qué permanecen ocultas, produciéndome tal ceguera, que los nombres de las personas, los países, las ciudades, las cosas, aparecen en blanco en el mapa de mi lengua.

¡Ay! Parcelas cuarteadas de la memoria, ¿A dónde están las flores de mis nombres? ¿Por qué laberinto he de cruzar sin perderme, qué nave pilotar que no se derrumbe, y por cuántos mares navegar para arribar con éxito en ésta parcela de epígrafes?

Y vivo esperanzada en que algún día, no se como ni cuando, al alcanzar la orilla descubriré que la parcela no es tal parcela, sino una isla florecida de nombres malvas, amarillos, verdes, rojos, y trenzaré una cometa con sus pétalos, y montada en mi cometa surcaré el cielo con mil cestas de pimpollos coloreados en la cola.

Pero hoy, el guardián de la experiencia sigue inflexible, rígido, impertérrito encarcelando los nombres, entre tanto, yo libo ardorosamente en el nombre: LIBERTAD

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jueves, 21 de junio de 2007

LA SED (03.04.06)

Durante sus diez años de reinado, el sanguinario Príncipe Drácula, sació su sed matando empaladas a más de cincuenta mil personas. Pero no todos podemos saciar la sed venga ésta de donde venga.

Dicen que la muerte por sed es una de las más horrenda, y yo estoy sedienta de murmullos en el transistor que me cuenten que las abejas ven colores que no vemos, y que aunque vean por encima del violeta, el rojo no lo ven rojo sino negro, o que en los desiertos de Estados Unidos los cactus llegan a medir hasta quince metros de altura, y que Thomas Édisson necesitó cinco mil intentos antes de conseguir que la bombilla se encendiese.

Pero mi sed no se calma en éste patio eterno, donde el manantial del que bebo son las presas encerradas en sí misma, herméticas, que enterramos los sueños e ilusiones en montones de archivos polvorientos en el cerebro, y si Bram Stoker escribió El Conde Drácula basado en la vida del Príncipe Drácula, fue porque bebió de la fuente del conocimiento.

Y me pregunto: ¿Cuántos días preciso para ser nada? En qué esquina de mi vida nacerá el abandono y cuándo se acabó mi resistencia… Seguro que lo sabría si supiese cuánto tiempo vive el hombre sin beber agua.

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martes, 19 de junio de 2007

Tanto Patio (22.03.06)

La pasada noche no he podido dormir de tan casada que estaba de estar cansada. Los relojes del mundo aquí se han detenido y la penumbra oscurecida de penumbra, campea por los rincones de la celda que anduve y desanduve, no se cuantas veces. Y es que tengo acicalada el alma con tanto patio todo el día, tanta puerta cerrada, tanta greña y abandono, qué abandono la esperanza. Esa vigilancia extrema, esas voces de las carceleras, ese tener que rogar y hacer favores para conseguir un cigarro, una compresa, un champús... no va con mi carácter. Quizás termine doblegándome, o quién sabe, a lo peor me enfrento como hizo la Curra. Por el momento prefiero seguir sola soñando.
©katya

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martes, 12 de junio de 2007

El bendito arte de compartir (19.3.06)

La velocidad a la que vuelan las noticias, los bulos e informaciones, ni los brujos más avispados de otro tiempo podían imaginarlos, verdaderamente casi sólo es superable por la telepatía. Hoy he recibido ésta nota que, desde mi celda, he decidido compartir con vosotros.

En ningún momento lo he tomado como una defensa nacionalista, ni mucho menos, porque como decía Jiménez del Oso "Cuando oigan hablar de tradición, patria, raíces, identidad, lengua o del único Dios verdadero, sea éste cual sea, echen a correr como alma que lleva algún buen diablo" ¡Sabias palabras!, pero eso no quita, que el mensaje abajo reseñado nos haga meditar en nuestro lenguaje como forma de relacionarnos ¿padecemos la enfermedad de sentirnos fuera de contesto si no mezclamos las lenguas? Quizás sea más que posible que en un futuro, nuestra lengua, la lengua de todos los países, sufran una transformación internacionalizante. ¿Somos una civilización puente entre el nacionalismo y la internacionalidad?... No lo sé, sin más demora, paso al bendito arte de compartir ele e-meil, que atraviese éstos barrotes, y dice así:


A LA MIERDA EL INGLES
Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno. Antaño los niños leían tebeos en vez de comics, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware. Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero, tonta de mi, creía que hacía gimnasia. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap... Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino fellings. Sacamos tickets, compramos compacs, comemos sandwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el raffting , en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex. Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino panties y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho más fresca que el tónico. El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking. El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager. Los importantes son vips, los auriculares walkman, los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies; las niñeras baby-sitters, y hasta nannies, cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento. En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms, casi siempre con la public-relations, mientras la assistant envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings, y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness. El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se jartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne. Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine, no en un programa.

En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping. Estas cosas enriquecen mucho. Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra "SIESTA." Espero que os haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si teníúa stress o es que estaba hasta los cojones.

©katya
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miércoles, 6 de junio de 2007

El Deseo

El deseo es cómo una lapa que se encostra en el cerebro. ¿Para qué tener un blog?... ¿Por qué no usar mi nombre?
Nada que ocultar. Nada que perder. Todo por descubrir a estas alturas en que todo parece estar descubierto.
¡Ay! ingenua. ¿Aún no sabes que el deseo satisfecho se escapa por los dedos mientras otro se gesta en tu conciencia? ¿Que la palabra desata guerras y crucifica encrucijadas?
Huye ingenuidad ¡Huye! que la palabra derribe murallas acercando pueblos, culturas, a la esperanza... porque tu letra, mi letra, hoy libra la mayor de las batallas prolongando nuestras vidas.
©katya


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martes, 5 de junio de 2007

La Parálisis

Aprovechando que estamos en la hora de los comedores me escabullo. Nadie me echará en falta. ¡Valla día! ¿Cómo no va ha haber bronca entre nosotras si estamos sembradas de horas que se encelan y coitan gestando nuevas horas?
Hace poco, en el patio, la Curra se ha tirado encima de la Chichi tumbándola de plano, y mientras la sujetaba derrodilla entre las piernas. ¡no es listorra!, antes que llegaran los guardias, ya tenía la Curra un manojo de pelo negro en la mano.
Ya era hora que alguien le parara los pies a la Chichi ¡Menuda pelandusca!
Oigo pasos...
©katya (14.03.06)

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viernes, 25 de mayo de 2007

Devenir de katya

Quién no usa las palabras como medio de comunicación?
Desde que el hombre se irguió sobre dos piernas y la lengua evolucionó hacia dentro de la boca, el lenguaje fue el desarrollo del que podríamos decir, parte la mayoría o gran evolución conformando la comunicación de las ideas y pensamientos. Luego, ese lenguaje, esas palabras pasaron como hilos conductores a través de signos, letras, o líneas, trascendiendo más allá del tiempo, de la vida de un ser humano.

Hoy, ese lenguaje, esas palabras que dicen o no dicen, según se saquen o permanezcan en el contexto donde fueron creadas, me lleva a serias dudas: si mantenerlas, borrarlas, o adaptarlas para su comprensión en contexto diferente. Al fin y al cabo pretendían ser un libro de reflexiones de una presa, vertidas en un blog, cuestión que a pesar de poder ser coherente en su hilo conductor, también podría emplearlas como relatos encuadrados en cualquiera de los espacios ya existentes en esta página implicando su enriquecimiento.

¿Quién dice que el escritor no puede matar su obra? La cuestión se me platea no ya por su colocación sino esos escrúpulos y el afecto hacia unos lectores que ya siento como amigos y que han seguido día a día el nacimiento de Katya, personaje intimista donde se mezclan realidad y ficción en simbiosis del autor y obra que por sorpresa para mí ya tiene nombre propio. En el fondo, ni yo misma llego a alcanzar lo que a veces piensa katya. Es un arca de sorpresas hasta en las manifestaciones de su lenguaje capaz de obscenidades o de la poesía más pura y tierna descubriendo al personaje juntamente con el lector que acudía a mi página, día a día, madurando y sin proyecto preestablecido. Una experiencia enriquecedora inspirada en una promesa y la imagen de la portada del blog lúgubre de myblog: ojos entornados de una mujer bajo un formato oscuro, y que el azar mandó al garete, impidiéndome publicar, y teniendo que cambiar de formato para facilitar la lectura de lo existente.

Ahora, tras reflexionar contigo, siento que, pese a quien pese, katya está durmiendo aunque eso no quita que las vivencias de éste personaje (que tanto quiero) ¿pasen a volver a ser grabadas para su continuidad? No lo sé. El tiempo irá marcando resortes de un reloj de días pasados que por ahora, no se si decidiré traer, pero si lo hago, serán con sus fechas exactas, son reflexiones tan vivas como si del presente actual se tratasen.

Y nada, con estas reflexiones literarias desvelo a katya que la pobre anda rodando por ahí sin encontrar su espacio, espero que en este blog definitivamente se sienta a gusto y sea capaz de seguir desvelando, sus secretos.

©katya
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viernes, 13 de abril de 2007

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